domingo, 13 de enero de 2008

LA RUBIA VEDETTE

POR. ANTHONY M. PEGUERO.

Era una noche oscura, de las que acostumbradas en esta parte del continente, donde se pronostican lluvias y sale el Sol, se anuncia que habrá un día soleado y caen burritos aparejados. Era de esas noches en que los hombres se disponen a tirar una cana al aire, a darle riendas sueltas a sus instintos, librarse del agobio del trabajo, dejar de lado las ocupaciones y disponerse al goce de la vida, escalar si fuese posible el Everest, dispuesto a gastar el último suspiro, con tal de lograr alcanzar, el clímax de una relación.

Pero, ¿Cómo y dónde seria el lugar mas adecuado? Pues el todo galán de la noche, se dirige a su armario, busca su mejor pinta y dice. — ¡Esta es mi noche¡ . Busca su colonia de exquisita fragancia, se baña, se viste como ninguna otra noche antes, pues los días anteriores a este, su vestidura era una bata, en ocasiones blancas otras veces verde, pues se ocupa de atender la sala de emergencias del sanatorio municipal.

Sale de su habitación recibiendo todos los piropos, enciende su televisor, y sintoniza Hatero TV, donde escucha en el programa La Voz de la Verdad, a Fernando Palmero anunciar el Bar-Restaurant Dami Disco Show, con bellas chicas para disfrutar hasta donde la noche pierde el nombre. Entonces piensa…. Voy para el Dami, a ver las chicas bailar y tratar de conseguirme la más bonita.

Sale de su casa, se dirige al Dami en un moto concho, pues quiere mantener en oculto el lugar nocturno que visitaría. Llega y el lugar esta repleto, encuentra unos amigos.—Hola ¡ ¿Cómo están ? Le dice un colega –bien ¡ Siéntate con nosotros para que disfrutemos el show que va a comenzar ¡. El galeno y asintió y de inmediato inició el show.

Comenzaron a beber, cuando de repente aparece esta rubia, esbelta, con un cuerpo como esculpido, sensual, de andar delicado, movimientos sensuales que excitaban hasta los viejevos. ¡Que mujer¡ ¡Wow¡ -- esa es la que yo quiero. -dijo. La señaló y
le guiñó un ojo.

Terminó su baile. Casi desnudo, la tomó en sus brazos, la acarició y sin mediar palabras se dirigieron a su habitación.

Luego de caricias, besos, y todo lo que conlleva el rito sexual. Llega el momento de entregarse al mas alto placer, cuando ella le dice,--tengo la costumbre, usa la puerta trasera. Y como el hombre estaba ya listo, aceptó. Cuando la rubia le da la espalda en la cama, que se inicia el acto, con tanto placer que sentía, hasta que de repente se asusta, pues al poner las manos debajo de su rubia siente un escroto y un miembro erecto.
Ay¡ la traspasé, dijo con cara de espanto y miedo¡ …..Cuando le da la vuelta, no era una rubia, sino un rubio con el que se había acostado.

Cuando hace el descubriendo, se armó tremendo pleito en la habitación, se fueron a las trompadas, aruñazos y otros golpes, pues uno reclamaba que lo habían engañado y otra, digo otro, reclamaba su cuarto, su lana, su dinero, pues ella no se iba a dejar cubiar.

En el pleito corrieron los amigos y evitaron un crimen en aquella habitación. La rubia, digo el rubio, fue a la fiscalía a querellarse contra el galeno y este no estaba dispuesto a pagarle, sino a pegarle. EL fiscal le aconsejó.---Es mejor que le pague su dinero, que el escándalo que será, que un médico esté en juicio por cubiar a un travesti.

Cuando le tocó el turno de trabajo en el hospital, todos sus compañeros sabían lo que había pasado, a lo cual él dijo.—El que lo cuente, lo mato.

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